lunes, 30 de noviembre de 2015

NO HAY VUELTA ATRÁS

Ya no hay solución, es demasiado tarde.
Acabas de ser plenamente consciente de que el mundo se va a
pique. La noticia te queda grande. Te ha entrado así, a pelo...
sin vaselina.
Gente gritando, corriendo sin rumbo a tu alrededor, empujándose,
cayendo al suelo, tratando de huir de algo pero sin saber de
qué ni por qué... El caos se ha adueñado de la multitud. El pánico
se extiende como una llama en una fábrica de pólvora. Esto podría
ser perfectamente el comienzo de una película de Holliwood
si no fuera por un detalle: Que ahí estás tú. Paralizado por el miedo,
con la boca abierta, mirando a tu alrededor, tratando de digerir
y entender qué demonios está pasando.
Cuando por fin reaccionas, tu único objetivo es tratar de salir
de ese lugar. Desgraciadamente, eso ya se le ha ocurrido antes a
cientos, ¡a miles!, de personas.
¿Qué está pasando? ¿Qué hago aquí? ¿A dónde voy? ¿Quién soy?
demasiadas preguntas sin respuesta...
Entre tú y yo... estás jodido.
En un momento así, solo te entran ganas de agazaparte y
esconderte en cualquier hueco oscuro apartado de la multitud,
ponerte a llorar como un niño y llamar a tu mamá.
Y es que, los humanos tenemos grabado en nuestro ADN que
una madre es capaz de salvarnos de cualquier cosa: lo mismo da
que se trate del típico matón del cole que nos hace la vida imposible,
que del mismísimo fin del mundo. Viene siendo así desde
tiempos inmemoriales, exactamente, desde que el mundo es mundo
y ahora que todo se va al garete, no iba a ser menos.
A todos nos gusta pensar que cuando llegue el fin del mundo
estaremos de cañas con los amigos, de fiesta con los colegas, en
la cama con la pareja o, en el mejor de los casos, inconscientes.
Por desgracia, es bastante más probable que la catástrofe te pille
de compras con tu madre, o comiendo con ella un domingo o
acompañándola al médico a hacerse unos análisis. Esto es así,
numerosas universidades americanas de nombres impronunciables
lo han demostrado en múltiples estudios y no seré yo el que
pierda el tiempo tratando de refutarlos. Todo lo contrario.
Para ayudaros a ti y a tu madre en esta compleja empresa de la
supervivencia, ha llegado a tus manos este detallado manual que
os ayudará a superar con éxito multitud de situaciones extremas.
Aprenderás cosas tan importantes como sobrevivir a un holocausto
zombi, a defenderte de un ataque de sanguinarios guerrilleros,
a sortear el inesperado y temido asalto de la pesada vecina
del quinto, te iniciarás en el milenario y secreto arte de ir a cagar
entre zombis sin morir en el intento, aprenderás por fin a convivir
con tu madre o al menos entenderás definitivamente muchos de
sus comportamientos y un sinfín de situaciones desconcertantes y
absolutamente necesarias a la par que absurdas para garantizar tu
supervivencia y la de tu madre (al menos, por un día más).
Olvídate ya de lo que has visto en las películas: de aprender
a pilotar un helicóptero en cinco minutos, de asediar una base
militar sin ayuda o de encontrar una AK-47 con 500 balas de
munición, un machete de 50 cm o un rifle de francotirador con
mirilla telescópica que te salven el culo.
Si la realidad fuera como en el cine, no necesitarías una guía,
sino un guion. Pero por desgracia para ti, esto no es una película.
Es muy real. Aunque pensándolo mejor, igual no es mala idea que
no te alejes mucho del guión…
Todos sabemos que cuando llega el fin del mundo, llega de repente,
sin avisar y para quedarse. Y que probablemente sea más
fácil que lo que tengas a mano en ese momento sean una botella
de anís del mono, un cuchillo jamonero, un sacacorchos o una
zapatilla (nunca subestimes el poder de una zapatilla... ¡nunca!).
Por eso, con este libro aprenderás a ver el salón, la cocina y hasta
el cuarto de baño de una manera distinta. Tu casa, y este es mi
primer consejo, es una mina armamentística. Solo tienes que saber
cómo sacarle partido, y para eso está esta guía. Gracias a ella
te convertirás en el nuevo MacGyver Español (como mínimo).
Y tu madre... ¡ay tu madre! Pues tu madre será tu mejor aliada.
Ella te dio la vida, y como buena madre que es, no piensa dejar
que nadie ni nada te la arrebaten. No sin dejarse la permanente y la
pedicura en el intento.
Así que, ¡espabila y ponte a leer ya! Esto no es una broma.
Ni tampoco un simulacro. El más mínimo detalle puede suponer
la diferencia entre la vida y la muerte.
Aquí comienza un manual real, que te cargará de ideas y te
preparará para las diferentes y más que probables situaciones extremas
a las que tendrás que hacer frente pronto, muy pronto...
¡Suerte!

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